Eucaristía del Domingo 09 de Julio de 2023
Domingo decimocuarto del tiempo ordinario
Salterio II
Color: verde
INTRODUCCIÓN
El Padre Dios se revela misericordioso a todos, pero los sabios de este mundo hacen muchas veces ineficaz y vana la revelación de Dios. Los inteligentes y los sabios son aquí los maestro religiosos de ese tiempo, los escribas y los fariseos, conocedores de la ley y hábiles manipuladores de las tradiciones; poseyendo el conocimiento de la ley se convierten en opresores y cargan las espaldas de los pobres y de los ignorantes con pesos insoportables y ellos no los toman ni siquiera con un dedo.
Jesús, sin embargo, invita a todos los que están cansados y oprimidos, el yugo que le impone es dulce y ligero. Su yugo no es ligero porque sea menos exigente, sino porque es el mismo Jesús quien lo hace ligero con su solidaridad y concreta participación. Él, Jesucristo, es el primero de entre los pobres, de los sencillos, Él carga la cruz sobre sus espaldas y de esa manera hace soportable la cruz de quienes lo seguimos.
La ley del reino de Dios es la ley del más pequeño, del más pobre, Dios escoge a los humildes, a los simples y a los ignorantes, la corona de Jesucristo y del Padre son los pobres y sufrientes.
Antífona de entrada Cf. Sal. 47, 10-11
En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.
Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que por la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concédenos una santa alegría, para que, liberados de la servidumbre del pecado, alcancemos la felicidad que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Mira que tu Rey viene humilde hacia ti.
Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10
Así habla el Señor:
¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; Él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de un asna. Él suprimirá los carros de Efraím y los caballos de Jerusalén; el arco de guerra será suprimido y proclamará la paz a las naciones. Su dominio se extenderá de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra.
SALMO RESPONSORIAL 144, 1-2. 8-11. 13c-14
R/. Bendeciré tu Nombre eternamente.
Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente; día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder.
El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados.
SEGUNDA LECTURA
Si hacen morir las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 8, 9. 11-13
Hermanos:
Ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes.
Hermanos, nosotros no somos deudores de la carne, para vivir de una manera carnal. Si ustedes viven según la carne, morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Cf. Mt. 11, 25
Aleluya.
Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluya.
EVANGELIO
Soy paciente y humilde de corazón.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 25-30
Jesús dijo:
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce el Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Credo
Oración de los fieles
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja nuestras peticiones:
Oremos a Dios Padre por el Papa Francisco, por nuestro obispo, N., y por todos aquellos a los que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé fuerza y sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les han sido encomendadas y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida.
Oremos también para que Dios nos conceda la paz; que él, que es la verdadera paz y el origen de toda concordia, transmita la paz del cielo a la tierra, la paz espiritual para nuestras almas y la paz temporal para nuestros días.
Pidamos por los que se esfuerzan en seguir las sendas del Evangelio, para que nuestro Señor los mantenga en este santo propósito hasta el fin de sus días.
Oremos también por los que viven en pecado, para que nuestro Señor les dé la gracia de convertirse, hacer penitencia y purificarse en el sacramento del perdón y alcanzar así la salvación eterna.
Oremos, finalmente, a Dios nuestro Señor por los fieles difuntos, que han salido ya de este mundo, especialmente por nuestros familiares, amigos y bienhechores, para que el Señor, por su gran misericordia, los reciba en su gloria y los coloque entre los santos y elegidos.