Diciembre 26, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Domingo 24 de Septiembre de 2023

Domingo vigesimoquinto del tiempo ordinario
Salterio I
Color: verde

INTRODUCCIÓN

El Señor, con su palabra, nos entrega la llave de oro para entrar en el secreto comportamiento de Dios en la historia. Él siempre es impredecible en sus pensamientos y en sus caminos, no porque Dios sea un caprichoso, sino porque sus pensamientos y sus caminos llevan a la salvación con el sello del amor. Si el pecador busca a Dios y abandona la vida de pecado, siempre encontrará al Padre de los cielos pronto y atento al perdón.

Los caminos de Dios no son nuestros caminos, la gracia no sigue los pasos de la lógica. La parábola del evangelio no niega que cada uno será juzgado según sus obras, solamente señala que Dios es libre en su acción con el hombre. No somos nadie para imponerle normas a Dios, ni tampoco podemos alardear de derechos adquiridos ante Él. Sin embargo, Dios se muestra misericordioso y en su plan de salvación supera las previsiones de los hombres, de modo que “los que ahora son los últimos, serán los primeros, y los que ahora son los primeros, serán los últimos”. En estos días, el Señor nos habla como nación: “busquen al Señor mientras puedan encontrarlo, que el malvado deje su camino y que el perverso deje sus ideas”.

Antífona de entrada 

Yo soy el salvador de mi pueblo, dice el Señor. Lo escucharé cuando me invoque en su angustia y seré su Señor para siempre. 

Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que estableciste el fundamento de la ley divina en el amor a ti y al prójimo, concédenos que, cumpliendo lo que mandas, merezcamos alcanzar la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Los pensamientos de ustedes no son los míos.

Lectura del libro de Isaías   55, 6-9

¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! 

Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva al Señor, y Él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar. 

Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos -oráculo del Señor-.

Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes.

SALMO RESPONSORIAL   144, 2-3. 8-9. 17-18

R/. El Señor está cerca de aquellos que lo invocan.

Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable!

El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.

El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquellos que lo invocan, de aquellos que lo invocan de verdad.

SEGUNDA LECTURA

Para mí la vida es Cristo.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 1, 20b-26

Hermanos:

Estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo.

Tengo la plena convicción de que me quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe. De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Cf. Hech 16, 14b

Aleluya. 

Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.

EVANGELIO

¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo  19, 30—-20, 16

Jesús dijo a sus discípulos: Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros, porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña.

Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo”. Y ellos fueron.

Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: “¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?” Ellos les respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”.

Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”.

Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”.

El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”

Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.

Credo

ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos, hermanos, por todos los hombres y por todas sus necesidades, para que nunca falte a nadie la ayuda de nuestro amor:

Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo N. y por todos los demás obispos, por los presbíteros y diáconos; para que cuiden santamente el pueblo que tienen encomendado, roguemos al Señor.

Por los jefes de Estado y por los demás gobernantes, por los responsables del bien común y por los que tienen en sus manos las riquezas del mundo; para que fomenten la justicia, el bienestar, la paz y la libertad, roguemos al Señor.

Por los que padecen hambre u otras necesidades, por los que están enfermos o se sienten oprimidos, por los que añoran la patria o viven lejos de sus familias y de sus hogares; para que experimenten el consuelo y la fortaleza de Dios, roguemos al Señor.

Para que Dios nos conceda el gozo del Espíritu, el perdón de los pecados, la perseverancia en la fe y en las buenas obras y la salvación eterna de nuestras almas, roguemos al Señor.

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