Diciembre 30, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Jueves 19 de Octubre de 2023

ueves de la vigesimoctava semana del tiempo ordinario

Santos Juan de Brébeuf e Isaac Jogues, presbíteros, y compañeros, mártires

Memoria libre 

Color: rojo 

Entre los años 1642 y 1649, ocho jesuitas franceses fueron martirizados por Cristo en América del Norte. Juan sufrió el martirio en el país de los indios Iroqueses en el actual Estado de Nueva York; e Isaac, en el país de los hurones en territorio canadiense.

Antífona de entradaCf. Gal 6, 14; 1 Cor 1, 18 

Sólo nos gloriaremos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. El mensaje de la cruz es fuerza de Dios para nosotros, que hemos sido salvados.

ORACIÓN COLECTA 

Dios nuestro, que has querido manifestar la esperanza del reino eterno con la obra apostólica y el martirio de los santos Juan, Isaac y sus compañeros; concédenos, por su intercesión, que se fortalezca constantemente la fe de los cristianos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo los cristianos de Roma   3, 21-30a

Hermanos:

Sabemos que la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los Profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo, viene la justicia de Dios para todos los que creen. Porque no hay ninguna distinción: todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención cumplida en Cristo Jesús. Él fue puesto por Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, gracias a la fe. De esa manera, Dios ha querido mostrar su justicia: en el tiempo de la paciencia divina, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente, y en el tiempo presente, siendo justo y justificando a los que creen en Jesús.

¿Qué derecho hay entonces para gloriarse? Ninguno. Pero, ¿en virtud de qué ley se excluye ese derecho? ¿Por la ley de las obras? No, sino por la ley de la fe. Porque nosotros estimamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.

¿Acaso Dios es solamente el Dios de los judíos? ¿No lo es también de los paganos? Evidentemente que sí, porque no hay más que un solo Dios.

SALMO RESPONSORIAL   129, 1-4b. 5-6b

R/. ¡En ti se encuentra la misericordia, Señor!

Desde lo más profundo te invoco, Señor. ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. 

Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido.

Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora. 

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO       Jn 14, 6

Aleluya.

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO 

Se pedirá cuenta de la sangre de los profetas; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 47-54

Jesús dijo a los fariseos y a los doctores de la Ley: “¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros. 

Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: “Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos”. Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto. 

¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden”.

Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.

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