Diciembre 30, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Viernes 26 de Enero de 2024

Viernes de la tercera semana del tiempo ordinario
Santos Timoteo y Tito, obispos
Memoria obligatoria 
Color: blanco

Timoteo y Tito fueron, con Lucas, los fieles colaboradores de san Pablo. El primero, de origen judío, fue bautizado por san Pablo, a quien acompañó en sus misiones, antes que el propio apóstol lo hiciera responsable de la iglesia de Éfeso.

En cuanto a Tito, de origen pagano, san Pablo lo llevó consigo desde el comienzo de su apostolado en Antioquía. Luego le confió la evangelización de Creta.

Antífona de entrada             Sal 95, 3-4 

Anuncien la gloria del Señor entre las naciones y sus maravillas entre los pueblos, porque el Señor es grande y digno de alabanza. 

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que enriqueciste con virtudes apostólicas a los santos Timoteo y Tito, concédenos, por su intercesión, que viviendo con justicia y piedad en este mundo, merezcamos llegar a la patria celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Tengo presente la sinceridad de tu fe.

Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a Timoteo 1, 1-8.

Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, para anunciar la promesa de Vida que está en Cristo Jesús, saluda a Timoteo, su hijo muy querido. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de Nuestro Señor Jesucristo.

Doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia pura al igual que mis antepasados, recordándote constantemente, de día y de noche, en mis oraciones. Al acordarme de tus lágrimas, siento un gran deseo de verte, para que mi felicidad sea completa. Porque tengo presente la sinceridad de tu fe, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y estoy convencido de que tú también la tienes. 

Por eso, te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios.

SALMO RESPONSORIAL  95, 1-3. 7-8a. 10

R/¡Anuncien las maravillas del Señor por todos los pueblos!

Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre.

Día tras día, proclamen su victoria. Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos.

Aclamen al Señor, familias de los pueblos, aclamen la gloria y el poder del Señor; aclamen la gloria del Nombre del Señor.

Digan entre las naciones: “¡el Señor reina! El mundo está firme y no vacilará. El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO          Lc 4, 18

Aleluya.

El Señor me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos. Aleluya.

EVANGELIO

La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 1-9

El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir.

Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.

Al entrar en una casa, digan primero: “¡Que descienda la paz sobre esta casa!” Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario.

No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan, sanen a sus enfermos y digan a la gente: “El Reino de Dios está cerca de ustedes”.

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