Eucaristía del Miércoles 24 de Abril de 2024
Miércoles de la cuarta semana de Pascua
(San Pedro Chanel, presbítero y mártir, Memoria libre, Color: rojo)
Color: blanco
Pedro Chanel nació en Francia en 1803. Siendo ya religioso de la Sociedad de María (marista), fue enviado a Oceanía y, en la tarea de evangelización de ese continente, encontró muchas dificultades y resistencia, no sólo entre los nativos, sino también entre los misioneros metodistas. Consiguió la conversión de algunos paganos, entre los cuales estaba el hijo del rey de la isla Futuna, pero el monarca, furioso, ordenó que lo mataran.
Antífona de entrada Sal 17, 50; 21, 23
Te alabaré entre las naciones, Señor, y anunciaré tu Nombre a mis hermanos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que para extender tu Iglesia coronaste a san Pedro Chanel con la gloria del martirio, concédenos que, en esta alegría pascual, la celebración de los misterios de la muerte y resurrección de Cristo nos haga testigos fieles de la vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Resérvame a Saulo y a Bernabé.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 12, 24—-13, 5
La Palabra de Dios se difundía incesantemente. Bernabé y Saulo, una vez cumplida su misión, volvieron de Jerusalén a Antioquía, llevando consigo a Juan, llamado Marcos.
En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: “Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado”.
Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Saulo y Bernabé, enviados por el Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, y Juan colaboraba con ellos.
SALMO RESPONSORIAL 66, 2-3. 5-6. 8
R/. ¡Que los pueblos te den gracias, Señor!
El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones.
Que todos los pueblos te den gracias. Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra.
¡Que los pueblos te den gracias, Señor, que todos los pueblos te den gracias! Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 8, 12
Aleluya.
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Yo soy la luz y he venido al mundo.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 12, 44-50
Jesús exclamó: El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en Aquél que me envió. Y el que me ve ve al que me envió. Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas.
Al que escucha mis palabras y no las cumple, Yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que Yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día.
Porque Yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar; y Yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó.