Septiembre 16, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Domingo 30 de Junio de 2024

Domingo decimotercero del tiempo ordinario

Salterio I

Color: verde

INTRODUCCIÓN

La bondad de Dios nos reconforta siempre. La muerte no ha sido creada por Dios, lo sabemos porque Cristo resucitó venciendo la muerte. La muerte es producto del pecado y la desobediencia del hombre; sin embargo, Dios nos ha rescatado para siempre de sus garras pues Él no quiere “la destrucción de los vivientes” sino que, al revés, quiere la vida. Ha entregado un mundo saludable para que sus criaturas sean de la misma manera. Dios creó al hombre incorruptible y le hizo a imagen de su misma naturaleza. La muerte entró por el pecado y el demonio en el mundo viene del mal que tuerce el destino.

Con san Pablo reconocemos que la abundancia de unos beneficia a otros necesitados, lo importante es el llamado que se nos hace para compartir. Norma para los cristianos según la escritura, es estar siempre pendientes de los demás para compartir lo que el Señor nos regala hoy y siempre. Los cristianos debemos dar testimonio siempre de la generosidad con que Dios nos favorece.

Igualmente con Jairo nos alegramos por la generosidad de Dios. Dios da salud y vida a quien confía en Él, lo ha demostrado en la persona de la hija de Jairo por medio de Jesús. Vida eterna, bienestar para los hombres y que se nota en el silencio e intimidad de la familia, lo realiza sin triunfalismos. El anuncio del evangelio y su actividad debe ser lo más natural, especialmente cuando toca la vida de los otros.

Antífona de entrada             Sal 46, 2 

Todos los pueblos aplaudan y aclamen al Señor con gritos de alegría. 

Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que por la gracia de la adopción quisiste hacernos hijos de la luz; concédenos que no seamos envueltos en las tinieblas del error, sino que permanezcamos siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo.

Lectura del libro de la Sabiduría    1, 13-15; 2, 23-24

Dios no ha hecho la muerte ni se complace en la perdición de los vivientes. Él ha creado todas las cosas para que subsistan; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas ningún veneno mortal y la muerte no ejerce su dominio sobre la tierra. Porque la justicia es inmortal.

Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla.

SALMO RESPONSORIAL  29, 2. 4-6. 11-12a. 13b

R/Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste.

Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro.

Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría.

Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor. Tú convertiste mi lamento en júbilo. ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!

SEGUNDA LECTURA

Que la abundancia de ustedes supla la necesidad de los hermanos.

Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto   8, 7. 9. 13-15

Hermanos:

Ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad.

Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza.

No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes.

Así habrá igualdad, de acuerdo con lo que dice la Escritura:

“El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez”.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Cf. 2Tim 1, 10b

Aleluya.

Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluya.

EVANGELIO

¡Niña, Yo te lo ordeno, levántate!

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 5, 21-43

Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y Él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se sane y viva. Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados.

Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: Con sólo tocar su manto quedaré sanada. Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba sanada de su mal.

Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de Él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: ¿Quién tocó mi manto?

Sus discípulos le dijeron: ¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado? Pero Él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido.

Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad.

Jesús le dijo: Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda sanada de tu enfermedad.

Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro? Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: No temas, basta que creas. Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga.

Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: ¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de Él.

Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con Él, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: Talitá kum, que significa: ¡Niña, yo te lo ordeno, levántate! En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y Él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que dieran de comer a la niña.

Credo

LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración de los fieles

Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones, para que podamos alegrarnos al recibir su ayuda:

Por los ministros de la Iglesia que han consagrado su vida al Señor y por todos los pueblos que adoran al Dios verdadero, roguemos a Cristo, el Señor.

Para que el tiempo sea bueno y todos podamos gozar de una naturaleza limpia en la bella sucesión de las diversas estaciones, roguemos al Dios que con sabiduría gobierna al mundo.

Por los que son víctimas de la debilidad humana, del espíritu de odio o de envidia o de los otros vicios del mundo, roguemos al Redentor misericordioso.

Encomendémonos mutuamente al Señor, pongamos toda nuestra existencia en sus manos y oremos con confianza al autor y guardián de todo lo que tenemos y poseemos.

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