Septiembre 16, 2024

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Domingo 04 de Agosto de 2024

Domingo decimoctavo del tiempo ordinario

Salterio II

Color: verde

INTRODUCCIÓN

Israel durante su peregrinar en el desierto por 40 años, fue llamado a tener plena confianza en su Dios que lo socorre con un alimento milagroso: el maná, el pan del desierto.

 La multitud que escuchaba a Jesús después del milagro de la multiplicación de los panes, está invitada a buscarse un alimento que dure para la vida eterna. 

El verdadero pan es aquel que solamente Jesús puede

dar, es un pan lleno de misterio, del misterio de la salvación de Dios. Ese pan es Jesús en persona, que ha sido enviado a la tierra para revelar a todos los hombres la plenitud del amor y de la misericordia de Dios, es por eso que se hace necesario creer en Cristo y en la promesa de un alimento celestial que nos dará en la Eucaristía. Alimento celeste que se transforma en el eje central de la vida del creyente .La  Eucaristía que se hace fuente y cumbre de toda la actividad de la Iglesia. Eucaristía que nos constituye como pueblo e Iglesia.

Eucaristía que nos urge a ser testigos de la caridad de Cristo en el mundo.

Antífona de entrada             Cf. Sal 69, 2. 6 

Líbrame, Dios mío. Señor, ven pronto a socorrerme. Tú eres mi ayuda y mi libertador; no tardes, Señor. 

Gloria

ORACIÓN COLECTA

Derrama, Padre, tu misericordia sobre tu pueblo suplicante, y ya que nos gloriamos de tenerte por Creador y Señor, renueva en nosotros tu gracia y consérvala en tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del cielo.

Lectura del libro del Éxodo   16, 2-4. 12-15

En el desierto, los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón. Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos sentábamos delante de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea.

Entonces el Señor dijo a Moisés: Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del cielo, y el pueblo saldrá cada día a recoger su ración diaria. Así los pondré a prueba, para ver si caminan o no de acuerdo con mi ley.

Yo escuché las protestas de los israelitas. Por eso, háblales en estos términos: “A la hora del crepúsculo ustedes comerán carne, y por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que Yo, el Señor, soy su Dios”.

Efectivamente, aquella misma tarde se levantó una bandada de codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana siguiente había una capa de rocío alrededor de él. Cuando ésta se disipó, apareció sobre la superficie del desierto una cosa tenue y granulada, fina como la escarcha sobre la tierra. Al verla, los israelitas se preguntaron unos a otros: ¿Qué es esto? Porque no sabían lo que era.

Entonces Moisés les explicó: Este es el pan que el Señor les ha dado como alimento.

SALMO RESPONSORIAL  77, 3-4bc. 23-25. 54

R/El Señor les dio como alimento un trigo celestial.

Lo que hemos oído y aprendido, lo que nos contaron nuestros padres, lo narraremos a la próxima generación: son las glorias del Señor y su poder.

Mandó a las nubes en lo alto y abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos el maná, les dio como alimento un trigo celestial.

Todos comieron un pan de ángeles, les dio comida hasta saciarlos. Los llevó hasta su Tierra santa, hasta la Montaña que adquirió con su mano.

SEGUNDA LECTURA

Revístanse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso 4, 17. 20-24

Hermanos:

Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos.

Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de Él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús.

De Él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Mt 4, 4b

Aleluya.

El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Aleluya.

EVANGELIO

El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 24-35

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban en el lugar donde el Señor había multiplicado los panes, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: Maestro, ¿cuándo llegaste?

Jesús les respondió:

Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.

Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es Él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello.

Ellos le preguntaron: ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?

Jesús les respondió: La obra de Dios es que ustedes crean en Aquél que Él ha enviado.

Y volvieron a preguntarle: ¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura:

“Les dio de comer el pan bajado del cielo”.

Jesús respondió:

Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo.

Ellos le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les respondió:

Yo soy el pan de Vida.

El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.

Credo

Oración de los fieles

Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, pidámosle que escuche nuestras oraciones y roguémosle con fe que venga en auxilio de nuestras necesidades:

Oremos por el Papa Francisco, por nuestro obispo N., por todos los obispos y sacerdotes, que el Señor los haga santos y les conceda el espíritu de sabiduría a fin de que proclamen con rectitud la verdadera palabra.

Oremos por los que están lejos de sus hogares, por los viajeros, por los que se encuentran en peligro, que el Señor les conceda un ángel que los proteja y los aleje de todo mal.

Oremos por los hombres de todos los pueblos y de todas las religiones, para que el Señor les revele su bondad y dirija su camino hacia el conocimiento de la verdad plena.

Oremos por nuestros hermanos que han muerto en el Señor; que Dios perdone sus pecados, acoja sus almas junto a él y los conduzca al lugar del descanso, de la luz y de la paz.

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