Eucaristía del Domingo 01 de Diciembre de 2024
Domingo primero de Adviento
Salterio I
Color: morado
Dios viene. En nuestra existencia cotidiana se inserta un acontecimiento que nos saca de todas nuestras seguridades, que lanza por el aire todos nuestros proyectos. Al improviso, Dios camina junto a nosotros y hace parte de nuestra historia. Solamente lo reconocen presente aquellos que tienen los ojos abiertos, aquellos que esperan y preparan un mundo nuevo.
En el Antiguo Testamento, el profeta Isaías anuncia el cumplimiento del plan divino de salvación como la reunión de todos los pueblos en la fe y en el culto, que es simbolizado por el único Templo de Jerusalén sobre el monte santo. Todos conocerán la voluntad de amor del Señor, y todos la seguirán con una alegre obediencia. La salvación siempre está a nuestra disposición y viene a ser un bien, si es acogida con prontitud. Si movemos nuestros pasos por los caminos de la luz, liberándonos de las obras de las tinieblas.
En la lectura del Evangelio, Jesús insiste en la necesaria vigilancia sin la cual nos arriesgamos de ser sorprendidos por aquél que viene y que vendrá. Tenemos que estar atentos para que no seamos sorprendidos lejos de Dios, indignos de su amor y del premio eterno.
Lo impredecible del momento del juicio divino, para cada uno de nosotros y para la Humanidad, es una solemne advertencia para que ninguno piense en retardar la conversión del corazón, para que nadie tenga la tentación de dejar para más adelante el encuentro con la alegría del Señor.
No se puede jugar con la vida, como se hace con un juego de azar. Con delictual ligereza, como lo hicieron en un tiempo los hombres sobre los cuales se precipitó, improvisamente, el diluvio. No se pueden atender los deberes de cada día, dejando de lado el más urgente de los deberes, que es aquél de salvarse en el tiempo para la eternidad.
Antífona de entrada Sal 24, 1-3
A ti, Señor, elevo mi alma; Dios mío, yo pongo en ti mi confianza. Que no tenga que avergonzarme ni se rían de mí, mis enemigos. Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos que la práctica de las buenas obras nos permita salir al encuentro de tu Hijo que viene hacia nosotros, para que merezcamos estar en el Reino de los cielos junto a Él. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Haré brotar para David un germen justo.
Lectura del libro de Jeremías 33, 14-16
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que Yo cumpliré la promesa que pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá:
En aquellos días y en aquel tiempo, haré brotar para David un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país.
En aquellos días, estará a salvo Judá y Jerusalén habitará segura.
Y la llamarán así:
“El Señor es nuestra justicia”.
SALMO RESPONSORIAL 24, 4-5a. 8-10. 14
R/. A ti, Señor, elevo mi alma.
Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.
El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; Él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad, para los que observan los preceptos de su alianza. El Señor da su amistad a los que lo temen y les hace conocer su alianza.
SEGUNDA LECTURA
Que el Señor fortalezca sus corazones para el Día de la Venida del Señor Jesús.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 3, 12—4, 2
Hermanos:
Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes. Que Él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos. Amen.
Por lo demás, hermanos, les rogamos y les exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía. Ya conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Sal 84, 8
Aleluya.
¡Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación! Aleluya.
EVANGELIO
Está por llegar la liberación.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 25-28. 34-36
Jesús dijo a sus discípulos:
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.
Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre.
Credo
Oración de los fieles
Oremos, hermanos, al Señor y pidámosle confiadamente que despierte su poder y venga a salvarnos:
Para que los fieles despierten del sueño de sus indolencias y reciban con alegría la salvación que se acerca, roguemos al Señor.
Para que se afiance la paz en el mundo, y las riquezas de la creación se transformen en instrumento de progreso y bienestar para todos los hombres, roguemos al Señor.
Para que el Señor, con su venida, alivie los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que sufren en su espíritu y libre al mundo de sus males, roguemos al Señor.
Para que nosotros mismos vivamos siempre alertas sin que las preocupaciones de la vida nos impidan mantenernos en pie cuando llegue el Hijo del hombre, roguemos al Señor.