Enero 29, 2025

Parroquia Nuestra Señora de la Buena Esperanza

Santuario San Sebastian de Panimavida

Eucaristía del Martes 28 de Enero de 2025

Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia 
Memoria obligatoria 
Color: blanco

Tomás de Aquino (1225-1274) realizó plenamente el ideal dominicano: dedicarse a la vida contemplativa y a transmitir a los demás el fruto de su contemplación. Filósofo y teólogo, Tomás reflexionó mucho, enseñó mucho y escribió mucho, pero, por encima de todo, oró mucho y se sometió a una ruda disciplina para acceder a la pura Luz. Fue el autor del Oficio de la fiesta del “Corpus Christi” y de numerosos trabajos de Filosofía y Teología, especialmente de la “Suma Teológica”.

Murió en plena madurez, cuando se dirigía al Concilio de Lyon, en la Abadía de Fossanova (Italia).

El Papa León XIII lo declaró, en 1880, patrono de todas las escuelas católicas.

Antífona de entrada Cf. Sal 131, 9 

Tus sacerdotes, Señor, se revistan de justicia y tus fieles exulten de alegría. 

ORACIÓN COLECTA 

Dios nuestro, que hiciste de santo Tomás de Aquino un modelo de santidad y de doctrina, concédenos la gracia de comprender sus enseñanzas e imitar sus ejemplos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Aquí estoy, para hacer tu voluntad.

Lectura de la carta a los Hebreos 10, 1-10

Hermanos:

La Ley, al no tener más que la sombra de los bienes futuros y no la misma realidad de las cosas, con los sacrificios repetidos año tras año en forma ininterrumpida, es incapaz de perfeccionar a aquellos que se acercan a Dios. De lo contrario, no se hubieran ofrecido más esos sacrificios, porque los que participan de ellos, al quedar purificados una vez para siempre, ya no tendrían conciencia de ningún pecado. En cambio, estos sacrificios renuevan cada año el recuerdo del pecado, porque es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados.

Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: “Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios.

Entonces dije: Dios, aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer tu voluntad”.

Él comienza diciendo: «Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley». Y luego añade: «Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad». Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.

SALMO RESPONSORIAL  39, 2. 4ab. 7-11

R/. ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!

Esperé confiadamente en el Señor: Él se inclinó hacia mí v escuchó mi clamor.

Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios.

Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: “Aquí estoy”.

“En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón”.

Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, Tú lo sabes, Señor. 

No escondí tu justicia dentro de mí, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no oculté a la gran asamblea tu amor y tu fidelidad.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL Evangelio 

Cf.  Mt 11, 25

Aleluya.

Bendito eres Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluya.

EVANGELIO

El que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 31-35

Llegaron la madre y los hermanos de Jesús y, quedándose afuera, lo mandaron llamar. La multitud estaba sentada alrededor de Él, y le dijeron: “Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera”.

Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de Él, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

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