Eucaristía del Miércoles 31 de Enero de 2024
Miércoles de la cuarta semana del tiempo ordinario
San Juan Bosco, presbítero
Memoria obligatoria
Color: blanco
Sacerdote de Turín, Juan Bosco (1815-1888) dedicó toda su vida a la educación en la fe de la juventud de ese lugar, pero su mirada se extendía mucho más allá del Piamonte… Para cumplir su misión de evangelización y promoción humana, fundó la Congregación de los Salesianos y la de María Auxiliadora, que se pusieron al servicio de los jóvenes no sólo en Europa sino hasta en la lejana Tierra del Fuego (Argentina y Chile).
Antífona de entrada Cf. Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres y a sanar a los que se arrepienten de corazón.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que elegiste a san Juan Bosco, presbítero, para que fuera padre y maestro de la juventud, concédenos que, animados por esa misma caridad que ardía en su corazón, busquemos el bien de las almas y vivamos entregados a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
¡Soy yo el que he pecado! Pero éstos, las ovejas, ¿qué han hecho?
Lectura del segundo libro de Samuel 24, 2. 9-17
El rey dijo a Joab, el jefe del ejército, que estaba con él: “Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba y hagan el censo del pueblo, para que yo sepa el número de la población”.
Joab presentó al rey las cifras del censo de la población, y resultó que en Israel había ochocientos mil hombres aptos para el servicio militar, y en Judá, quinientos mil.
Pero, después de esto, David sintió remordimiento de haber hecho el recuento de la población, y dijo al Señor: “He pecado gravemente al obrar así. Dígnate ahora, Señor, borrar la falta de tu servidor, porque me he comportado como un necio”.
A la mañana siguiente, cuando David se levantó, la palabra del Señor había llegado al profeta Gad, el vidente de David, en estos términos: “Ve a decir a David: Así habla el Señor: Te propongo tres cosas. Elige una, y yo la llevaré a cabo”.
Gad se presentó a David y le llevó la noticia, diciendo: “¿Qué prefieres: soportar tres años de hambre en tu país, o huir tres meses ante la persecución de tu enemigo, o que haya tres días de peste en tu territorio? Piensa y mira bien ahora lo que debo responder al que me envió”.
David dijo a Gad: “¡Estoy en un grave aprieto! Caigamos más bien en manos del Señor, porque es muy grande su misericordia, antes que caer en manos de los hombres”.
Entonces el Señor envió la peste a Israel, desde esa mañana hasta el tiempo señalado, y murieron setenta mil hombres del pueblo, desde Dan hasta Berseba.
El Ángel extendió la mano hacia Jerusalén para exterminarla, pero el Señor se arrepintió del mal que le infligía y dijo al Ángel que exterminaba al pueblo: “¡Basta ya! ¡Retira tu mano!” El Ángel del Señor estaba junto a la era de Arauná, el jebuseo.
Y al ver al Ángel que castigaba al pueblo, David dijo al Señor: “¡Soy yo el que he pecado! ¡Soy yo el culpable! Pero éstos, las ovejas, ¿qué han hecho? ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre!”
SALMO RESPONSORIAL 31, 1-2. 5. 6. 7
R/. ¡Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado!
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez!
Yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”. ¡Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado!
Por eso, que todos tus fieles te supliquen en el momento de la angustia; y cuando irrumpan las aguas caudalosas no llegarán hasta ellos.
Tú eres mi refugio, Tú me libras de los peligros y me colmas con la alegría de la salvación.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 10, 27
Aleluya.
“Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen”, dice el Señor.
Aleluya.
EVANGELIO
Un profeta es despreciado solamente en su pueblo.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 1-6
Jesús se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?” Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo.
Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y Él se asombraba de su falta de fe.
Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.