Eucaristía del Sábado 25 de Mayo de 2024
Sábado de la séptima semana del tiempo ordinario
San Beda, el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia
Memoria libre
Color: verde
Nació junto al monasterio benedictino de Wearmouth, en el año 673. Ingresó en dicho monasterio, donde fue ordenado sacerdote. Ejerció el ministerio de la enseñanza y la actividad literaria. Escribió obras teológicas e históricas de gran erudición, que recogen muchas de las tradiciones de los Santos Padres, así como notables tratados exegéticos. Murió el año 735.
Antífona de entrada Cf. Dan 12, 3
Los sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, lucirán como las estrellas, por toda la eternidad.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que iluminas a tu Iglesia con la sabiduría del presbítero san Beda, concédenos ser guiados por sus enseñanzas y sostenidos por sus méritos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
La oración perseverante del justo es poderosa.
Lectura de la carta de Santiago 5, 13-20
Hermanos:
Si alguien está afligido, que ore. Si está alegre, que cante salmos. Si está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el Nombre del Señor. La oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados.
Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser sanados. La oración perseverante del justo es poderosa. Elías era un hombre como nosotros, y sin embargo, cuando oró con insistencia para que no lloviera, no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Después volvió a orar; entonces el cielo dio la lluvia, y la tierra produjo frutos.
Hermanos míos, si uno de ustedes se desvía de la verdad y otro lo hace volver, el que hace volver a un pecador de su mal camino sepa que salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados.
SALMO RESPONSORIAL 140, 1-3. 8
R/. ¡Que mi oración suba hasta ti, Señor!
Yo te invoco, Señor, ven pronto en mi ayuda: escucha mi voz cuando te llamo; que mi oración suba hasta ti como el incienso, y mis manos en alto, como la ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, un guardián en mi boca y un centinela a la puerta de mis labios. Pero mis ojos, Señor, están fijos en ti: en ti confío, no me dejes indefenso.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Cf. Mt 11, 25
Aleluya.
Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluya.
EVANGELIO
El que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 13-16
Le trajeron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño no entrará en él”.
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.