Eucaristía del Domingo 23 de Junio de 2024
Domingo duodécimo del tiempo ordinario
Salterio IV
Color: verde
INTRODUCCIÓN
La primera lectura del libro de Job, nos presenta “la discusión” de Job a quien Dios ama, con Dios mismo. Se esconde detrás el tipo de Teología de la retribución, “me porto bien, Dios me cuida”, “no me cuida si me porto mal, o mejor dicho me castiga”. De acuerdo a los primeros capítulos del libro de Job y sus sucesos, Job decide enfrentarse con Dios y pedirle cuentas de su situación personal después que le han sucedido diferentes tragedias. Job no sabe el por qué de estos hechos, siendo que él se considera “justo, obediente, sin pecado”; por lo tanto, Dios no puede tratarlo así. El problema del mal en los justos inocentes, ¿por qué lo permite Dios? La solución la vamos a comprender sólo con el sacrificio de un solo justo, Jesucristo, víctima inocente entregada por todos para que tengan vida y abundante.
En esta situación es que vemos a Job cuestionando a Dios y tenemos aquí la respuesta de Dios, lo lleva a los inicios de todo, cuando aún nada existía para ver si Job es capaz de contestar por el inicio, los orígenes de la creación. ¿Quién cerró el mar, quién puso límites a…? Tenemos entonces como fondo de esta lectura la razón del sufrimiento humano, además intuye Job que en el mundo entero se muestran los pasos de Alguien en Quien encontramos la respuesta definitiva al sufrimiento, la entenderemos más adelante en Jesús el justo que justifica. La respuesta definitiva la encontramos sólo en quien ha soportado todos los dolores por otros, ahí está la novedad, la Buena Noticia, si por uno todos murieron, por uno todos vivirán, “lo viejo ha pasado, ha llegado lo nuevo”, triunfa la vida para todos.
Con el evangelio resonando en nuestros oídos, descubrimos que Jesús está siempre con nosotros según su promesa. Con estas palabras llenas de consuelo y fortaleza, es que podemos cambiar el mundo que nos rodea y comprometernos especialmente con el dolor ajeno y no quedarnos atados al pasado, con cuestionamientos que entorpecen el caminar personal y eclesial.
La barca ha sido considerada símbolo de la Iglesia. En esta barca, aunque muchas veces Jesús parece dormir, la experiencia nos revela que siempre está muy presente como nos prometió (Cfr. Mt. 18, 20). Las tempestades, los problemas, las dificultades que a veces nos sorprenden, nos hacen perder la confianza, tanto en la misma “barca-Iglesia” como también en nuestra fe en el mismo Jesús.
Sucede porque no se ha puesta la confianza en Jesús, no se lo reconoce como verdadero Hijo de Dios. Las crisis nos hacen cuestionar la intervención de Dios en nuestras vidas, sin embargo, nuestra respuesta es deficiente porque hemos puesto nuestra confianza en los ídolos modernos, el dinero, el placer, la fama y el hedonismo que nos apartan de Jesús y nos hunden en un mar de sombras y dudas. Jesús siempre está con nosotros para darnos fuerza e iluminar las sombras en las que nos sumimos por nuestra falta de fe y confianza.
Antífona de entrada Cf. Sal 27, 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, el baluarte de salvación para su Ungido. Señor, salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; apaciéntalo, y sé su guía para siempre.
Gloria
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor y Dios nuestro, vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que en tu providencia nunca abandonas a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Aquí se quebrará la soberbia de tus olas.
Lectura del libro de Job 38, 1. 8-11
El Señor habló a Job desde la tempestad, diciendo:
¿Quién encerró con dos puertas al mar, cuando él salía a borbotones del vientre materno, cuando le puse una nube por vestido y por pañales, densos nubarrones?
Yo tracé un límite alrededor de él, le puse cerrojos y puertas, y le dije: “Llegarás hasta aquí y no pasarás; aquí se quebrará la soberbia de tus olas”.
SALMO RESPONSORIAL 106, 23-26.28-31
R/. ¡Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor!
Los que viajaron en barco por el mar, para traficar por las aguas inmensas, contemplaron las obras del Señor, sus maravillas en el océano profundo.
Con su palabra desató un vendaval, que encrespaba las olas del océano: ellos subían hasta el cielo, bajaban al abismo, se sentían desfallecer por el mareo.
Pero en la angustia invocaron al Señor, y Él los libró de sus tribulaciones: cambió el huracán en una brisa suave y se aplacaron las olas del mar.
Entonces se alegraron de aquella calma, y el Señor los condujo al puerto deseado. Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas en favor de los hombres.
SEGUNDA LECTURA
Un ser nuevo se ha hecho presente.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 5, 14-17
Hermanos:
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y Él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos.
Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así.
El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Lc 7, 16
Aleluya.
Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su pueblo. Aleluya.
EVANGELIO
¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 4, 35-41
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: “Crucemos a la otra orilla”. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”
Despertándose, Él increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Cállate!” El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?” Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros:
“¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.
Credo
ORACIÓN DE LOS FIELES
Elevemos, hermanos, nuestros ojos al Señor y esperemos, confiados, su ayuda salvífica:
Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo N. y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al Señor.
Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias, y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos, roguemos al Señor.